dimecres, 18 de febrer del 2015

Experiencia del intercambio en Suiza

Estábamos citados a las 12:15 en el aeropuerto de Palma pero como la emoción nos embargaba, llegamos antes de la hora, preparados para vivir una nueva experiencia y a la vez nerviosos porque no sabíamos lo que nos esperaba al llegar. A las 15 horas aterrizamos en el aeropuerto de Basilea, después de haber pasado unas horas jugando a cartas y compartiendo impresiones, y nos dirigimos a la cuidad de Willisau para conocer a nuestras familias de acogida.

Al día siguiente pasamos el día con ellas disfrutando de su compañía y adaptándonos a sus costumbres, conociendo los alrededores, esquiando o patinando sobre hielo.

El lunes por la mañana nos encontramos todos en el colegio de Willisau y lo primero que destacamos fue lo bonito que era el país, sus paisajes y sus gentes. Todo lo que nos rodeaba era muy distinto a nuestra Mallorca natal y por eso nos maravillaba. En la escuela, los profesores fueron muy amables, nos preguntaban cosas sobre nosotros, sobre como nos iba su asignatura en España... y después nos invitaron a comer en el colegio.

El martes fuimos al bosque de Willisau, donde nos parábamos en cada momento para hacer fotos y para contemplar el paisaje, despúes visitamos la ciudad de Willisau y prestamos especial interés al ayuntamiento. Por último fuimos a una fábrica de galletas donde nos dieron la opción de degustar el producto, además aprovechamos para comprar para nuestras familias.

A las 8:15 de la mañana del miércoles, nos encaminamos hacia Einsideln, una cuidad donde visitamos un gran monasterio, entramos en su interior y nos hicieron una visita guiada accediendo a todos sus rincones e historias. Tuvimos la gran suerte de que nevaba así que al finalizar la visita, cogimos unos trineos y nos lanzamos por unas pendientes. Después comimos una fondue de queso buenísima que nos cocinó uno de los profesores del colegio suizo.

El jueves visitamos uno de los sitios más bonitos de Suiza, Lucerna, una cuidad de la cual pudimos disfrutar visitando el museo del transporte, el puente de madera mas viejo de Europa y el monumento al león de Lucerna y por último la mayoría nos sentamos en un parque contemplar la belleza de la ciudad.

El viernes visitamos la capital de Suiza, Berna. Dimos un paseo por la parte medieval de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983. Al volver a Willisau fuimos a jugar al minigolf y a cenar todos juntos como despedida ya que al día siguiente nos tocaba madrugar.

Y por fin llegó el día de volver a casa, ese día que nadie quería que llegara ya que habíamos vivido 7 dias inolvidables durante los cuales conocimos a gente genial y visitamos sitios de los cuales nos acordaremos durante mucho tiempo. No fue nada fácil la despedida de nuestras familias de acogida ya que tanto ellos como nuestros profesores son los que hicieron posible que este viaje fuera perfecto y del cual muchos no cambiaríamos nada.
Pero ahora que ya estamos en España, esperamos con ilusión el próximo mes de septiembre en que ellos nos devolverán la visita, nos encontraremos nuevamente y tendremos la oportunidad de acogerlos en nuestros hogares con el mismo cariño y con la misma ilusión que ellos nos acogieron a nosotros.



Marina Ramis Catalán









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